MONTSERRAT EN BELLESGUARD

En uno de los mosaicos de Bellesguard podemos ver la silueta de Montserrat. La relación de esta inconfundible Montaña con la Torre es mucho más estrecha de lo que parece a primera vista. Existen varios vínculos que la explican:

El final del linaje real de la Casa de Barcelona

La muerte sin heredero de Martín I sumió a la Corona de Aragón en una crisis dinástica de graves consecuencias para Cataluña. Cuatro símbolos representan esta crisis en el mosaico situado a poniente de la torre: la silueta de Montserrat, que personifica Cataluña; la fecha 1410 en números romanos, el año en que murió Martín I, el último monarca de la Casa de Barcelona, y unas nubes, o nieblas, signo “de malos tiempos”. Finalmente, el sol detrás de Montserrat, en la esquina oeste de la casa, corresponde al atardecer, motivo que refuerza el tema del ocaso del linaje del rey Martín I.

El deseo de tener un heredero

Para evitar la derrota que implicaba la muerte de Martín I sin heredero, el monarca se casó con Margarita de Prades en un desesperado intento de obtener nueva descendencia (el único hijo del rey, Martín el Joven, había muerto en Cerdeña, poco antes, así como su madre y primera esposa del rey). La ceremonia de segundas nupcias tuvo lugar en Bellesguard, después de que la joven prometida visitara Montserrat para pedir a la Virgen un heredero para la corona. Lamentablemente, esta peregrinación no obtuvo resultados.

En tiempos de un rey y un papa…

El 10 de marzo de 1410, Montserrat logró su independencia gracias a una bula de Benedicto XIII, más conocido como el Papa Luna. Poco antes, a mediados de 1409, el rey Martín comenzó a residir en Bellesguard. Ese año, Benedicto XIII visitó al monarca en su nuevo palacio, y, aconsejado por él, nombró como primer abad independiente del monasterio a  Marc de Vilalba. Después, el 17 de septiembre de 1409, Benedicto XIII asistió a los esponsales del rey Martín con Margarita de Prades. El 25 de octubre, la nueva reina, Margarida de Prades peregrinó a Montserrat para pedir a la Virgen la gracia de un nuevo heredero.

Tristemente, el 18 de junio de 1410, Benedicto XIII regresó a Bellesguard por un motivo muy diferente: el entierro del rey Martín sin heredero. Terminado el funeral visitó Montserrat. Josep Miquel Bausset, actual monje de Montserrat, nos recuerda que: “Además de la dignidad abacial concedida a Montserrat, Benedicto XIII se mostró comprensivo y generoso con el santuario, enriquecido por él con una serie de gracias y de privilegios, como la concesión de indulgencias a los fieles que lo visitaron o le ayudaron con limosnas o el permiso que dio a los monjes y sacerdotes para administrar los sacramentos, sin otro requisito que la venia del superior local”.

La devoción de Gaudí y de Jaume Figueras por la Moreneta

Jaume Figueras, el cliente que encargó Torre Bellesguard, y su hermano, el pintor Francisco Figueras, así como el propio Gaudí, eran miembros de la Liga Espiritual de la Virgen de Montserrat. Esta agrupación fue fundada en 1899, un año antes de los inicios de la construcción de Torre Bellesguard, por el obispo Josep Torras i Bages, uno de los grandes amigos de Gaudí (entre los últimos proyectos del arquitecto destaca la planificación de un gran monumento para este obispo en la Sagrada Familia). El propósito de la Liga era enriquecer la vida cristiana de los asociados y fomentar la reconstrucción espiritual y temporal, de Cataluña. No es extraño, pues, que en la puerta principal de Bellesguard podamos leer una clara alusión a la Virgen: “Ave María Purísima sin pecado fue concebida”.

Resulta también revelador pensar que Gaudí quiso participar en la restauración de Montserrat, aunque, desgraciadamente, sus proyectos se frustraron por diversas razones. Sólo se realizó, y aún así de manera parcial, el llamado Primer Misterio de Gloria, una de las primeras iniciativas de la Liga Espiritual de la Virgen de Montserrat. El arquitecto recibió el encargo de este misterio en 1900, el mismo año en que Jaume Figueras le comisionó la construcción de Torre Bellesguard. Por desgracia, al igual que los proyectos de Gaudí en Montserrat, la ejecución de la Torre Bellesguard sufrió una serie de problemas, quedando la obra incompleta en 1909. De hecho, la realización final del mosaico con la silueta de la montaña de Montserrat fue llevada a cabo en 1916 por Domènec Sugrañes i Gras, uno de los discípulos más brillantes de Gaudí.