Cuando Bellesguard pudo haber sido un monasterio

Por Ferran Garcés 

Sant Jeroni de la Vall d’Hebron, Litografía de Thomas Boys, publicada en Scenery of Spain, 1838
Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona

Hoy comienza el Carnaval, la fiesta de las máscaras. Imaginemos que los lugares también pudieran disfrazarse. Bellesguard sería un buen Rey del Carnaval  porque, en sus mil años de historia, este lugar, estratégicamente situado entre la montaña y el mar, ha cambiado muchas veces de disfraz… 

Paso fronterizo en época romana, palacio real frecuentado por un papa y un santo, torre de altos miembros de la aristocracia, posible escondite de un bandolero, academia ilustrada, lugar de reunión de conspiradores antiborbónicos, ruina romántica, casa de veraneo modernista, orfanato, clínica oncológica, maternidad y, finalmente, en los últimos diez años, casa museo donde se han celebrado bodas, eventos de empresa, visitas escolares, talleres, rodajes, sala de conciertos, etc. Muchos disfraces, pues, y, por muy poco, podríamos añadir uno más: el de monasterio, o mejor dicho, dos monasterios en uno. 

Una fusión frustrada 

El primer propietario de Bellesguard, Martí I el Humano, solo disfrutó del palacio unos pocos meses, entre 1409 y 1410. Tras su óbito, la propiedad pasó, brevemente, a su segunda esposa, Margarita de Prades, y después a Violante de Bar, quien en ese momento era la viuda de Juan I el Cazador, el hermano de Martí I. De 1424 hasta 1441, la propietaria del palacio fue Elionor de Cervelló, aunque Violante de Bar continuó viviendo en él hasta su muerte en 1431. 

Ese mismo año, Elionor de Cervelló, siguiendo, parece ser, el deseo de su señora, ofreció el palacio a los monjes de dos monasterios ubicados, como Bellesguard, cerca de la montaña. El primero, junto a Barcelona, fue el monasterio de San Jerónimo de la Vall d’Hebron, fundado por Violante de Bar en 1393, y el segundo, más cercano a Badalona, el monasterio de San Jerónimo de la Murtra, fundado en 1413 por el mercader barcelonés Bertran Nicolau. El objetivo era solucionar la situación de penuria que atravesaban sus comunidades. Ahora bien, la fusión nunca se materializó. Entre otros obstáculos, cabe destacar el hecho de que “Bertran Nicolau incluyó una cláusula en la fundación de Sant Jeroni de la Murtra que impedía que su comunidad gozara
de sus rentas si se trasladaba de emplazamiento sin su permiso o se unía a otro monasterio”. Traba legal que no se pudo sortear ni a pesar de contar con una bula papal (1) En 1434, se contempló la posibilidad de que sólo el monasterio de la Vall d’Hebron se trasladará a Bellesguard. Tampoco fue posible y Bellesguard perdió la oportunidad de “disfrazarse” de monasterio. 

Un destino desigual 

A finales del siglo XIX, los tres edificios, el palacio de Bellesguard y los dos monasterios de jerónimos, se habían convertido en ruinas. Hoy en día, el que ha tenido peor suerte es el monasterio de la Vall d’Hebron, que ha quedado destruido por la construcción de una carretera y una gasolinera (enlace). El menos dañado es el monasterio de la Murtra, pero, gracias a Gaudí, el más afortunado ha sido el palacio de Bellesguard. Aun así, en los últimos años, se han formado dos asociaciones comprometidas con el firme propósito de recuperar la memoria de aquellos dos grandes monasterios que se podían haber fusionado en Bellesguard. Os dejamos a continuación el enlace a sus respectivas webs: 

Asociación de Amigos del Monasterio de San Jerónimo de la Vall d’Hebron

Asociación Vall d’Hebron 

Más información e imágenes en: monestirs.cat Vall d’Hebron 

Amics de la Murtra

Asosiación La Murtra

Más información e imágenes en: monestirs.cat La Murtra 

Notas

(1) Díaz Martí, Carles (2018), “La Historia breve de Sant Jeroni de la Vall d’Hebron: análisis de un documento conservado en la Real Biblioteca de San Lorenzo de El Escorial”, web del Instituto Cervantes, p. 152. Enlace: aquí