agosto 7, 2025
Por Ferran Garcés
El 10 de agosto de 1870, es decir, hoy hace ciento cincuenta y cinco años, un joven Gaudí escribió: “La ornamentación, para que sea interesante, debe representar objetos que nos recuerden ideas poéticas que constituyen motivos. Los motivos son históricos, legendarios, de acción, emblemáticos, fabulosos, en lo que respecta al hombre y a su vida, acciones y pasión. Y, en cuanto a la naturaleza, pueden ser representativos del reino animal y vegetal y topográfico” (1)
Esta frase forma parte del llamado Manuscrito de Reus, un diario escrito entre 1870, el año en que Gaudí entra en la Escuela de Arquitectura, y 1878, el año en que obtuvo el título de arquitecto. Durante aquella época de estudiante, Gaudí también redactó otros textos, casi los únicos que hizo. En todos ellos repitió la idea con la que hemos abierto el artículo, dejando claro, desde el principio, lo que sería uno de los rasgos más representativos de su arte: funcionalidad y poesía. Por ejemplo, en un escrito destinado a explicar los candelabros de la plaza Real, uno de sus primeros encargos, decía: “en las calles no basta con la austera comodidad, sino que el arte debe vestirlas”, y ponía como ejemplo la ornamentación de los lugares públicos de Atenas y Roma (2)
Ahora bien, de todos aquellos escritos de juventud, el más interesante, quizá, es el llamado La casa pairal, destinado a explicar la casa ideal de Gaudí según sus propias palabras. Como el original no lleva fecha, resulta difícil especificar cuándo lo hizo, aunque parece seguro que fue durante la redacción del Manuscrito de Reus (3). A continuación reproducimos algunos de los aspectos más relevantes de este texto.
Propiedad y alquiler, campo y ciudad
“Los siguientes puntos son frases originales del propio Gaudí (4). En la foto, podéis leerlas con su propia caligrafía.
La casa es la pequeña nación de la familia
La familia, como la nación, tiene historia, relaciones exteriores, cambios de gobierno, etc.
La familia independiente tiene casa propia, la que no lo es tiene casa de alquiler.
La casa propia es el país natal, la de alquiler es el país de la emigración. Por eso la casa propia es el ideal de todos.
A la casa de familia se le ha dado el nombre de casa pairal. Con este nombre, ¿quién no recuerda algún bonito ejemplo en el campo o en la ciudad? El espíritu de lucro y los cambios de consumo han hecho desaparecer de nuestra ciudad la mayor parte de las casas pairales; las que quedan gozan de una situación tan oprimida e insuficiente, que acabará con ellas.
La necesidad de la casa pairal no es solo de una época y de una familia determinada, es la necesidad de todos y de siempre. ”
Funcionalidad y poesía
A continuación, Gaudí describe con detalle las diferentes secciones de una casa ideal, con detalles más o menos “previsibles”, como la orientación de las habitaciones según las necesidades de luz e iluminación en verano e invierno. Al final, sin embargo, especifica un detalle que nos recuerda algo que no vemos habitualmente en una casa actual, eso algo de la frase inicial de este artículo:
“Se encuentran representados los recuerdos de familia, las gestas históricas, las leyendas de la tierra, las delicadas concepciones de nuestros poetas, los espectáculos y escenas de la madre naturaleza, todo aquello que tiene un significado y un aprecio. En una palabra: de hijos a hijos”.
Las últimas frases de La casa pairal, son:
“En fin, la casa que imagina tiene dos objetivos: el primero, por sus condiciones higiénicas, hacer seres fuertes y robustos (de aquellos que en ella crecen y se desarrollan) y segundo, mediante las condiciones artísticas, dotarlos, dentro de lo posible, de nuestra proverbial entereza de carácter.
En una palabra, hacer de los hijos que allí nazcan verdaderos hijos de la casa pairal”.
Torre Bellesguard, ejemplo de funcionalidad y poesía
Torre Bellesguard es un buen ejemplo del ideal de juventud de Gaudí. Por un lado, sus primeros propietarios, los Figueras, fueron una familia con más de un hijo que compartía los ideales del arquitecto. Por ejemplo, todos ellos formaban parte del Círculo Artístico de Sant Lluç, un centro frecuentado por otros amigos y colaboradores de Gaudí como los hermanos Llimona, pintor y escultor, y Joan Rubió, arquitecto (véase: Jaume Figueras)
Por otro lado, la casa está llena de detalles prácticos, como los sistemas antilluvia (véase: pizarra, doble cubierta y desagües), y, al mismo tiempo, de ornamentación poética, que combina tanto “las leyendas de la tierra” y “las escenas de la madre naturaleza”, recomendadas por el joven Gaudí (véase: las leyendas de Bellesguard).
Con este fin en mente, además, Gaudí no solo construyó la casa sino que también restauró las ruinas del antiguo palacio que había en la finca (véase: Arquitecto y restaurador). En la ventana del vestíbulo, incluso, se combina iluminación, simbología religiosa y gnomónica, la ciencia detrás de los relojes solares y los efectos lumínicos en los templos antiguos (véase: el gozo de la luz)
Orfanato y Maternidad
Más curioso aún. Recordemos que el joven Gaudí está hablando, en todo momento, de hijos, y de hijos fuertes y con carácter, pues bien, él no lo podía saber, pero resulta que una década después de su muerte, durante la Guerra Civil Española, Torre Bellesguard se convirtió en un orfanato, es decir, un lugar donde un grupo de niños y niñas pudo refugiarse lejos de la zona de combate. Además, terminada la guerra, la familia Guilera, los segundos propietarios de la casa, convirtieron Torre Bellesguard en una Maternidad, donde han nacido un gran número de hijos e hijas (véase: los niños de Bellesguard y Nacidos en Bellesguard).
Ahora ya sabemos cómo debía ser la casa ideal para Gaudí. Al menos, cuando era joven y aún tenía un futuro incierto por delante. Desgraciadamente, el destino hizo que aquel prometedor estudiante nunca pudiera formar una familia y criar a sus propios hijos. Más curioso aún, muchas de las casas donde residió Gaudí en Barcelona eran de alquiler, o de algún familiar suyo, como una tía materna. Además, ninguna de ellas fue de estilo modernista. Finalmente, cuando compró una, con más de cincuenta años, era obra de otro arquitecto. Solo los últimos ocho meses de su vida, Gaudí residió en un lugar diseñado por él, pero no era una casa sino el obrador de la Sagrada Familia.
De todo esto, y más, hablaremos el próximo viernes.
Notas
(1) Puig-Boada, Isidre (1981) El pensamiento de Gaudí. Compilación de textos y comentarios, Publicaciones del Colegio de Arquitectos de Cataluña, Barcelona, p. 28.
Existe una publicación más reciente y actualizada: Mercader, Laura (2002), Antoni Gaudí. Escritos y documentos, Acantilado, Barcelona.
Del Manuscrito de Reus, también existe una encuadernación de lujo: Editor (2024), Gaudí, Manuscrito de Reus, Hartley & Marks Publishers Ltd.
(2) Ibíd., p. 18. El nombre de este escrito, oficialmente porque fue presentado al Ayuntamiento de Barcelona, es: “Candelabro – Apuntes descriptivos del proyecto de candelabros de grupo, para plazas y paseos de la ciudad de Barcelona”.
(3) Ibíd., p. 10 (buscar letra E)
(4) Ibíd., pp. 73-75