La Querella de las Mujeres 

Por Ferran Garcés 

Durante casi cincuenta años, Bellesguard fue propiedad de quatro mujeres que, lejos de tenerlo fácil por este aparente privilegio, tuvieron que luchar contra las circunstancias de su peculiar destino. Por otro lado, su afán coincide con los inicios de “La Querella de las Mujeres”, nombre que recibe el debate literario, político y filosófico sobre la naturaleza femenina, ocurrido en Europa entre los siglos XV y XVIII. Un debate recuperado actualmente como referente del movimiento feminista. Ahora bien, por razones de espacio, hoy sólo hablaremos de la Querella y el viernes siguiente de las mujeres de Bellesguard. 

La Querella de las Mujeres 

El inicio de la Querella se suele situar alrededor de 1405, es decir, tres años antes del nacimiento del palacio de Bellesguard. Esta fecha coincide con la publicación del libro La ciudad de las damas, escrito por Christine de Pizan, la primera mujer que intervino en la Querella y, como tal, considerada hoy en día una pionera del feminismo. Su obra es una respuesta a un poema muy crítico con las mujeres: la segunda parte del Roman de la Rose, escrita por Jean de Meung entre 1275 y 1280. En la foto de la portada, vemos a l’autora debatiendo delante de unos hombres desde su escritorio (datos de la fotografia: aquí

En Cataluña, este debate es poco conocido, a pesar de tener un precedente anterior a la publicación de La ciudad de las damas, si bien el autor es un hombre. Nos referimos a Bernat Metge (1346-1413), escritor y consejero del rey Martí I el Humano en Bellesguard. En su obra más célebre, Lo somni (1399), Metge ofrece un enfoque original de la Querella, al integrar en un mismo libro, gracias a la fórmula de un diálogo, tanto los argumentos en contra, en el capítulo III, como los argumentos a favor de las mujeres, en el capítulo IV. Por otro lado, Metge, famoso por introducir el Humanismo en Cataluña, será el puente entre las opiniones sobre las mujeres en la Edad Media y las del Renacimiento. Otro mérito de Metge fue agregar a los ejemplos bíblicos y clásicos, propios de su tiempo, modelos inspirados en reinas vinculadas a Cataluña (1). Incluso, hará algo más. Petrarca, uno de los primeros autores renacentistas, puso de moda una lista de ciudades ilustres con nombre de mujer. Bernat Metge añadirá Barcelona (2). 

Entre los argumentos negativos que recoge Lo somni (capítulo III), hay tan sorprendentes como el siguiente: “Son frívolas: solo piensan en refinamientos, hablar idiomas, cultivar la música y la literatura de entretenimiento, tener un aspecto seductor” (3). Entre los argumentos a favor (capítulo IV), destaca su defensa de Eva, a quien exime de cualquier culpa, y el recordatorio de las desgracias que habría en un mundo sin mujeres: “Tú sabes que, si no hubieran sido las mujeres, toda la naturaleza humana se habría perdido en Adán. No habría ciudades, ni castillos, ni casas, no habría reyes, caballeros ni armas…” (5) Curiosamente, en La Ciudad de las Mujeres, Christine de Pizan muestra a unas mujeres construyendo justamente eso, ciudades, castillos, casas (datos de la imagen: aquí)

Metge va más allá y encuentra lugar para exponer también los defectos de los hombres, o al menos demostrar que tampoco son géneros tan diferentes: “Las mujeres usan cosméticos y los hombres también, para volverse rubios o hacerse pasar por jóvenes”; “En cuestión de vestir, los hombres hacen tantas o más tonterías que las mujeres” (6). 

La importancia de los referentes 

Terminamos con una cita que resume el alcance -y la vigencia- de aquel debate. La autora es Sandra Aliaga Ugencio, graduada en la Universidad de Zaragoza: “Aunque la Querella de las Mujeres no generó cambios legislativos o políticos, sí provocó un cambio de mentalidad que es, en definitiva, el origen de toda transformación social. Por este motivo, entre muchos otros, la Querella se enmarca en el lento proceso histórico de empoderamiento femenino” (3). De manera retrospectiva, los llamados “textos profemeninos” ofrecen “un arma muy importante: la de los referentes, la de unos hitos que podían hacerse propios. El recuerdo y la puesta en relieve del ejemplo de damas ilustres y valiosas, confirmaba con su existencia la posibilidad de que el resto de ellas también fueran virtuosas y recordadas por hitos más allá de ser buena hija, esposa y madre. Y este es, por lo que a mí respecta, el mayor éxito de la Querella“. 

El viernes siguiente recordaremos a algunas de estas damas ilustres y valiosas. Las damas que residieron en Bellesguard durante cincuenta años, entre 1410 y 1460, es decir, en paralelo al inicio de la Querella de las Mujeres. 

Notas 

(1) Badia, Lola (1999), Edición y comentarios a Lo Somni de Bernat Metge, Quaderns Crema, Barcelona, p. 226-229 

(2) Ibíd, p. 225. 

(3) Ibíd, p. 220 

(4) Bultiña Jiménez, Julia (2015) “La introducción del Humanismo en la Península Ibérica”, en Mirabilia: Revista Electrónica de Historia Antigua y Medieval, nº21, p. 212. Enlace online: aquí. 

(5) Badia, Lola, op. cit., p. 231. 

(6) Aliaga Ugencio, Sandra (2019) “La querella de las mujeres: entender la feminidad en la baja Edad Media”, Ab Origine Magazine, 39. Enlace online: aquí. 

Bibliografía complementaria 

Mas Montosa, Joan Carles (2020), “La defensa de las mujeres de Lo somni. ¿Transgresión o delito?”, Universidad Abierta de Cataluña. Enlace online: aquí. 

Lucea Teruel, Esther (2015-2016), “La condición de la mujer para Bernat Metge. ¿Pecado o Virtud?”, Universidad Abierta de Cataluña. Enlace online: aquí.