¿Sabes qué? El adoquinado de Bellesguard, parte I

Por: Ferran Garcés

Cuando Gaudí levantó la Torre Bellesguard, entre 1900 y 1909, Barcelona estaba experimentando profundos cambios urbanísticos. En 1854 había comenzado el derribo de la muralla medieval y, hacia 1860, se colocaba la primera piedra del futuro Eixample. La inauguración de la avenida Tibidabo se celebró en 1901 y la de la Via Laietana en 1908. Piedra arriba, piedra abajo, en poco tiempo, irán tomando forma los edificios que vemos hoy en día, pero aún faltaba un detalle esencial: el pavimento de las calles. 

A pesar de la magnificencia de los nuevos edificios modernistas, el estado del suelo era tan lamentable que Barcelona no tardó en ser conocida como “Can Fanga”. Este apodo fue acuñado por la revista satírica “L’Esquella de la Torratxa”, y fueron los propios barceloneses los primeros en usarlo. Ahora bien, la solución no tardaría en llegar… 

El adoquinado olvidado 

El proyecto para modernizar el suelo del Eixample comenzó a gestionarse en 1906. Al año siguiente, se publicó el primer catálogo del concurso de losetas, como se llamaban entonces. En la copia conservada en el Archivo Municipal del Ayuntamiento de Barcelona figuran dieciocho modelos. El más conocido, por supuesto, es el número 4, en forma de flor, un diseño cuyo origen aún es motivo de polémica, pero que ha devenido un ícono de la ciudad. Ahora bien, lo que aquí nos interesa es el número 9 porque es el que encontramos en el recibidor de la Torre Bellesguard. 

La fecha exacta de esta primera subasta del Ayuntamiento es el 19 de enero de 1907. Sin embargo, un poco después, el 16 de mayo del mismo año, se publicó una nueva selección, con solo cinco modelos. En ella, el adoquinado de Bellesguard había desaparecido. Desconocemos quién lo diseñó. Solo sabemos que, desde finales del siglo XIX, las dos principales fábricas de mosaico hidráulico de la época, Orsola Solà y Cia y Escofet, lo incluían en sus respectivos catálogos; en otras palabras, el uso privado de estas losetas es anterior al del Ayuntamiento. En los catálogos de Orsola y Sola, a la izquierda, el adoquinado olvidado recibe el número 954. En los de Escofet, a la derecha, el 553. 

¿Qué fábrica suministró las piezas utilizadas en la Torre Bellesguard? La semana que viene, lo revelaremos. Por ahora, ¿Cuál dirías que lo hizo?… 

Notas

(1) Esparza, Danae (1982), Barcelona a ras de suelo, Barcelona, Universidad de Barcelona, p. 110-113 

También se puede acceder a la edición en línea: Esparza Lozano, Danae (2010), “El modelo de espacio público y diseño urbano: La configuración del suelo y de una imagen de ciudad“, Universitat de Barcelona: Trabajo final de Máster. 

En el siguiente enlace, se accede a un buen número de imágenes y anécdotas de “Can Fanga”: Martínez, David (23/01/2023) “Can Fanga, cuando Barcelona era la ciudad del fang“, Blog Historias de Barcelona. 

(2) Esparza, Danae (1982), Op. Cit., p. 113-126 

 (3) Ibíd., pp. 124-126. Más información en el capítulo 7 del mismo libro. 

  (4) Ibíd, p. 118-119