¿Sabes qué? “Trencadís”, la técnica de un genio.

Por: Ferran Garcés

“Trencadís” es una termino catalán que significa “roto” o “troceado” y se acostumbra a utilizar con relación a la técnica decorativa desarrollada por Antonio Gaudí para decorar la superficie de muchas de sus creaciones arquitectónicas. En los últimos años, se ha convertido en una imagen icónica del modernismo, el movimiento artístico de finales del siglo XIX y principios del XX, al que pertenece el arquitecto catalan.  

La principal diferencia entre el mosaico, la técnica tradicional, y el “trencadís” es que las piezas del primero han sido diseñadas, desde un primer momento, como azulejos, y, por lo tanto, siguen medidas regulares, que, casi siempre, se aplican a superficies rectas. En cambio, las piezas del “trencadís” pueden provenir de una taza de café, de un plato, de una sopera o de una botella. Como son piezas rotas, cada una de ellas presenta un tamaño y forma diferentes, y, al ser irregulares, se pueden adaptar mejor a una superficie curva, como las que le gustaban a Gaudí.

No queda muy claro si Gaudí fue el primer arquitecto en aplicar el “trencadís”, pero, sin duda, fue él quien lo llevó a su máximo nivel, junto con su ayudante Josep M. Jujol. Sin embargo, ninguno de los dos fue el único arquitecto modernista en desarrollar la técnica del mosaico, al estar todos ellos obsesionados con encontrar  nuevas posibilidades, tanto en forma de motivos como de materiales. En su época, por ejemplo, también se descubrieron y perfeccionaron otras técnicas como la del mosaico hidráulico. El “trencadís”, por lo tanto, forma parte de un conjunto de inquietudes estéticas características del modernismo. Sin embargo, el “trencadís” no nació “de repente”. En realidad, forma parte de una larga tradición local de cubrir paredes con azulejos de colores, muy extendida en Cataluña y Valencia, desde la Edad Media, siguiendo el estilo alicatado hispanoárabe, y que tuvo su época de esplendor en el siglo XVIII, pero que no dejó de evolucionar, hasta el auge del modernismo, la otra gran época del mosaico y la cerámica.

El debut “oficial” del trencadís, en su sentido actual, tuvo lugar en los pabellones Güell (1883-1887), uno de los primeros edificios de Gaudí encargados por Eusebi Güell. El genio del arquitecto no tardó en ver todas las posibilidades de la nueva técnica. La primera de ellas, que se podía aplicar a cualquier material. La Torre Bellesguard (1900-1909) es un buen ejemplo del grado de sofisticación que Gaudí alcanzó con la técnica del trencadís, así como su combinación con la técnica del mosaico tradicional. En los bancos del jardín, así como en algunas columnas de la fachada y el balcón del vestíbulo, Gaudí aplicó el material más conocido, es decir, la cerámica, pero, en la fachada de la casa, experimentó con un nuevo material, la piedra, en concreto, la pizarra, y, en la punta del pináculo, con piezas de vidrio, para dar más brillo a la bandera catalana (1).

En resumen, la relación entre el trencadís y Gaudí es tan profunda que una de las actividades estrella que realizamos en Bellesguard son los talleres de trencadís de la mano de la empresa Mosaiccos, con la que realizamos talleres para escuelas, para teambuildings y eventos. Esta Navidad, sin ir más lejos, les proponemos venir a disfrutar de las fiestas más mágicas del año en Bellesguard decorando con trencadís una figura navideña. La semana que viene, les comentaremos con más detalle esta actividad.

Notas

Freixa, Mireia, y Saliné, M., (2018), “De los Pabellones Güell a la Torre Bellesguard”, en: Gaudí y el trencadís modernista, Triangle Postals, Barcelona, pp. 39-67