¿Sabías qué? El hierro forjado, un oficio de herencia…

Por Ferran Garcés 

El 1 de diciembre, la Iglesia Católica celebra el día de San Eloy (o Eligio), patrón de los distintos oficios relacionados con los metales: herreros, orfebres, joyeros… Debido a la proximidad de este día, hoy hablaremos de como Antoni Gaudí, además de ser un gran arquitecto, fue un extraordinario artesano que dominaba los diferentes oficios de la construcción, y, en especial,  los vinculados con el metal. Una habilidad que le venía de herencia. 

Por ambas líneas familiares, paterna y materna, Gaudí descendía de una familia que, durante más de cinco generaciones, se había dedicado a trabajar el cobre y, en ocasiones, el hierro. (1) Por si esto no fuera suficiente, en su juventud, Gaudí perfeccionó el oficio de herrero en la fragua de Antoni Sardà Bernis, en la calle Sant Jaume de Reus, su ciudad natal. Esta afición continuó incluso cuando se trasladó a Barcelona. Desde 1869, es decir, con tan solo 17 años, ya frecuentaba el taller de Eudald Puntí, un maestro herrero, carpintero y vidriero. José Gaudí Pomerol, propietario de otro taller de metalurgia, colaboró también con el arquitecto en diversas obras junto a sus hijos. (2) 

La lista no termina aquí. Los principales colaboradores de Gaudí fueron Joan Oñós Serinanell y sus aprendices, los hermanos Lluís y José Badia Miarnau, probablemente los mejores herreros de su época. Gaudí pasaba largas horas en estos talleres, supervisando personalmente el trabajo de la forja. Se dice que, cuando Gaudí se acercaba, Oñós huía por temor a la complejidad de los proyectos del maestro, dejando a los hermanos la tarea de atenderle. Al fallecer Oñós, Gaudí construyó un nuevo taller para su familia, hoy desaparecido. No les cobró honorarios, prefiriendo que lo dedujeran de los encargos que les hacía. (3) 

La relación de Gaudí con el metal era tanto familiar como personal, ya que muchos de sus conocidos y amigos se dedicaban al oficio santificado por San Eloy. Además, el dominio del metal de Gaudí abarcaba desde complejas esculturas de hierro hasta cerraduras y pequeñas piezas de cerrajería, como tiradores y llamadores. También utilizó el hierro para crear estructuras de diferentes maquetas, en forma de tela metálica, como la del famoso dragón del Parque Güell, los ángeles de la Catedral de Mallorca y las columnas de la Sagrada Familia. (4) Más importante aún, el método arquitectónico que seguía Gaudí, como él mismo reconocía, era consecuencia de ser “hijo, nieto y bisnieto de caldereros”, herencia que le enseñó a concebir cualquier obra no en un plano, sino de manera tridimensional. (1) 

El hierro forjado de Bellesguard 

En conclusión, no es de extrañar que, como es habitual en una obra de Gaudí, durante las visitas a la Torre Bellesguard, sus acabados en hierro forjado despierten tanta admiración. Joan Bassegoda, uno de los mayores expertos en Gaudí, decía que, en este edificio, “hay un bellísimo conjunto de rejas de hierro hechas con barras de gran diámetro que se entrelazan como si fueran nudos marineros. 

Toda la cerrajería de Gaudí tiene ese sentido poético donde se combinan las formas habituales y sumamente elegantes de los nudos, tejidos y entramados, con la creatividad de un artista que desea liberarse de las cadenas de la segunda dimensión para explorar, con fértil imaginación, el amplio campo del espacio”. (5) 

¿A qué esperas? ¡Ven a disfrutarlo tú mismo o tú misma! 

Notas 

(1) Bassegoda i Nonell, Joan (1992), Aproximación a Gaudí, Doce Calles/Cátedra Gaudí, Barcelona, p. 193. 

La frase completa de Gaudí: “Yo tengo esta cualidad de ver el espacio porque soy hijo, nieto y bisnieto de caldereros. Mi padre era calderero; mi abuelo, también; mi bisabuelo, también; en casa de mi madre eran caldereros; su abuelo era tonelero (que es lo mismo que calderero); un abuelo materno era marinero, que también son gente de espacio y situación. Todas estas generaciones de gente de espacio dan una preparación”. 

Para más información sobre esta referencia al abuelo materno marinero, ver: El mar desde Bellesguard. 

Más sobre la casa y taller de la familia Gaudí: Casa Pairal, Riudoms 

(2) Op. cit., p. 191. 

(3) Ibid., pp. 161 y 194. 

El taller de Oñós estaba en la calle Aragón de Barcelona, entre el Paseo de San Juan y la calle Roger de Flor. El taller de los hermanos Badia estaba muy cerca de la Sagrada Familia, en la calle Nápoles, 287. Más información: El taller de los hermanos Badia, una obra olvidada de Gaudí. 

Històries de BCN. 

(4) Ibid., p. 192 

(5) Ibid, p. 196. 

Más información: Bassegoda i Nonell, Joan (1984), Antoni Gaudí (1852-1926), Fundació Caixa de Pensions, Barcelona, pp. 95, 108-109 y 183.