¿Sabías qué? El nacimiento de un palacio…

Por: Ferran Garcés

En enero de 1409, el rey Martín I el Humano comenzó las obras de su palacio de Bellesguard, un palacio que, cinco siglos más tarde, serviría de inspiración a Antoni Gaudí para construir la actual Torre de Bellesguard. En la foto de cabecera del artículo, podemos ver las ruinas de ese palacio poco antes de que Gaudi iniciase las obras.

Cabe aclarar que no se trataba de una edificación ex novo, sino de la reforma de una construcción ya existente, que el monarca amplió y acomodó a su dignidad real. Sabemos que, curiosamente, el monarca dedicó los primeros esfuerzos a su jardín. En poco tiempo, Bellesguard se convirtió en un palacio que sus contemporáneos describieron como Domus pulchri aspectus (“Casa de aspecto hermoso,” pulcro en latín significa precioso, bonito e incluso feliz ) ¿Cómo llegó el rey a este idílico lugar?

La compra

El actual barrio de Sant Gervasi de Cassoles, a finales del siglo XIV, era un lugar privilegiado, donde la oligarquía barcelonesa solía descansar fuera de las murallas de la ciudad. El rey Martín I visitó la zona a finales del verano de 1408. Fue amor a primera vista. Tanto le gustó que decidió adquirir una propiedad de inmediato.

Tras una rápida búsqueda, el rey se decidió por un lugar llamado Vallblanch. La compra se formalizó el día 13 de ese mismo mes. En ese momento, la propiedad era mucho más amplia, ya que incluía una casa señorial con viñas, campos y otras tierras, que se beneficiaban de un buen abastecimiento de agua. Como curiosidad, recordemos que el notario de la operación de compra fue Bernat Metge, un nombre bien conocido en la literatura catalana y entonces secretario del rey (1).

La idea de ponerle Bellesguard a la propiedad, unos la atribuyen al escritor y otros al mismo rey Martín I, como lo demuestra una carta escrita por el monarca el 15 de diciembre de 1408, donde literalmente dice: “nos havem comprat aci en lo territori de Barchinona una Torre a la qual havem mes nom bell esguart, hon la maior partida del any entenem habitar; e aço per sanitat, plaer e deport de nostra persona” (2) Texto que se podria traduir al castellano actual de la siguiente manera: “Nos hemos comprado aqui en el territorio de Barcelona una torre a la que le hemos puesto el nombre bell esguart, donde la mayor parte del año esperamos habitar; y esto por salut, placer y deporte de nuestra persona”

Sea como fuere, el nombre de Bellesguard (Bella vista), o bell esguart, como aparece en la documentación original, se justifica bien por la belleza del entorno y la panorámica que desde allí se divisaba sobre el llano de Barcelona, o bien por ser una casa bonita de ver, ya que las fuentes se referían al palacio como Domus pulchri aspectus (3)

 

La reforma

Una vez adquirida la finca, como decíamos antes, las obras de mejora se acometieron sin dilación, en enero de 1409. El inicio de la reforma tiene lugar en el jardín, o huerto, ya que, como sabemos gracias a unas cartas,  el mismo monarca se encargó de pedir a todos los rincones de sus reinos, simientes de árboles frutales, como perales, manzanos y vides, sin descuidar un esclavo hábil en su cultivo. Además, urgía a los destinatarios de las cartas a que no dilatasen su cometido, pues estaba a punto de terminar la época propicia para los ingertos (“E aço no dilatets car ja duymes serem en lo temps que les dites coses se deuen empeltar”, carta firmada el 1 de enero de 1409) Iniciadas las diligencias en el jardín/huerto, otras cartas posteriores piden muebles, libros, vidrieras, tapices, e incluso un sacerdote para la capilla del palacio (4).

El 10 de abril de 1409, para garantizar el mantenimiento del palacio en construcción, Martín I creó la alcaldía de Bellesguard, designando como su primer alcaide a Ferrer de Gualbes, consejero en jefe de Barcelona. Curiosamente, tres siglos después, un sucesor suyo, Joan de Gualbes, se convertiría en el propietario de esta finca y se encargaría de guardar toda la información escrita hasta principios del siglo XVIII. El  nacimiento del palacio de Bellesguard se ha podido estudiar, precisamente, a causa de este archivo, llamado Fons Gualbes, y que, desde su copilación, se guarda en la basílica de los Santos Mártires Justo y Pastor, de Barcelona.

 

La estancia hasta los últimos días

Hacia mediados de junio de 1409, Martín I trasladó la corte a Bellesguard. Aunque las reformas seguían su curso, el monarca recibió personajes relevantes, convirtiendo el nuevo palacio en el centro de la vida política de la Corona de Aragón. Entre estas personalidades, destacaron Benet XIII, más conocido como el Papa Luna, y Vicent Ferrer, cuando aún no había sido declarado santo.

Lamentablemente, Martín I no residirá mucho tiempo en Bellesguard. El 12 de mayo de 1410, el rey abandonó el palacio, que seguía inconcluso, y morirá pocos días después, el 31 de ese mismo mes, en el Monasterio de Valldonzella, situado entonces a una hora de camino. Es cierto, por tanto, que, por muy poco, Martín I no pasó sus últimos días en Bellesguard, pero, a pesar de su breve estancia, había dejado el lugar cargado de historia. Cinco siglos más tarde, Gaudí convertirá el proyecto de una vivienda modernista en un homenaje a la Edad Media catalana, representada por Martín el Humano, el último miembro del Casal de Barcelona.

¿La historia -y las leyendas- de Bellesguard terminan con este monarca? ¡Todo lo contrario, justo entonces comenzaban!

 

Notas

(1) Vall y Comaposada, Josep M. (2014), Bellesguard. De la residencia de Martín el Humano a la torre de Gaudí, Duxelem, Barcelona, p. 45-47.

(2) Op. cit., p. 47.

(3) Ibid., p. 48.

(4) Ibid., p. 144-149.

Para los lectores bibliófilos, mencionamos la copia digital de un libro descatalogado donde también se puede seguir el nacimiento del palacio del rey Martín. Tiene la gracia de haberse escrito mientras Gaudí construía Torre Bellesguard.

Carreras y Candi, Francesh (1905), “Bellesguart. Real Sitio de Martín I”, en Miscelánea histórica catalana, Imprenta de la Casa Provincial de Caridad, Barcelona, p. 23-34.