agosto 28, 2025

Por Ferran Garcés

“La Casa Rosa”, hogar de Gaudí desde 1906 a 1925. Actual sede de la Casa Museo de Gaudí en el Park Güell

La conocida novela de Eduardo Mendoza, La ciudad de los prodigios, transcurre entre 1888 y 1929, los años de las dos exposiciones universales que transformaron Barcelona en una ciudad cosmopolita y moderna. Los prodigios de las obras de Gaudí también tuvieron lugar, aproximadamente, durante este período. Después de recorrer las casas donde vivió el arquitecto, cuando aún no era conocido, en su tierra natal, Reus y Riudoms, y las casas de su época de juventud, en el Barrio Gótico de Barcelona, hoy veremos sus últimos domicilios, en “la ciudad nueva”, como la describe Eduardo Mendoza:

“El viajero que acude por primera vez a Barcelona advierte pronto dónde acaba la ciudad antigua y empieza la nueva. De ser sinuosas las calles se vuelven rectas y más anchas; las aceras, más holgadas; unos plátanos talludos las sombrean gratamente; las edificaciones son de más porte; no falta quien se aturde, creyendo haber sido transportado a otra ciudad mágicamente. A sabiendas de ello o no, los propios barceloneses cultivan este equívoco: al pasar de un sector al otro parecen cambiar de físico, de actitud y de indumentaria.” (1)

Barcelona – Eixample
Años de consolidación (1876 -1906)

Durante sus primeros años como arquitecto, Gaudí vestía bien y no mostraba ninguna señal de la austeridad monacal de sus últimos años. Era elegante y le gustaba la equitación, el teatro, la música, las tertulias y las excursiones (ver: de dandi a místico). En poco tiempo, se hizo amigo o conocido de las principales figuras artísticas de su tiempo, así como de algunas de las familias más influyentes. Fue una oportunidad dorada para un arquitecto. Áreas que durante siglos habían sido solo campos, se transformaron en una ciudad prominente. La actividad cultural era frenética, una actividad que influyó incluso en el nombre de las calles. En efecto, tan importante como el Plan Cerdà fue el nomenclátor propuesto por el escritor y político Víctor Balaguer, una de las figuras clave de la Renaixença y el catalanismo.

En el Plan Cerdà, los nombres de las calles eran letras. Balaguer, en cambio, hizo una propuesta centrada en la memoria histórica de Cataluña (2). De esta manera, la innovación conservaba la tradición. Los nombres de las calles del Eixample harían referencia a hechos históricos, personajes del pasado, virtudes nacionales e instituciones, como es el caso de las dos siguientes direcciones de Gaudí: el Consell de Cent ,”LL” en el Plan Cerdà, y la Diputación, “M”, dos organismos cuyo origen se remonta a la Edad Media.

Carrer Consell de Cent, 370,actual 338 (1876 – c. 1889)

A pesar de abandonar el Barrio Gótico, Gaudí -al igual que las nuevas calles- no dejó de tener contacto con él. En la primera tarjeta de Gaudí como profesional leemos que el estudio lo tenía en la calle del Call, número 11, una calle de la Ciudad Vieja donde había pasado sus primeros años en la ciudad condal. La casa, sin embargo, estaba en una de las principales calles del nuevo Eixample. Aquí comienza la lista de sus obras principales, incluido el encargo del proyecto de la Sagrada Familia, el 3 de noviembre de 1883.

El resto fueron: en la Ciudad Vieja, las farolas para la Plaza Real y el Pla de Palau, y, el Palacio Güell. En la Ciudad Nueva, la Casa Vicens y los pabellones de la Finca Güell. Algunas obras incluso lo llevaron fuera de Barcelona, como La Obrera Mataronense, y de Cataluña, como la Casa Botines y el Palacio Episcopal de Astorga, en León, que realizará entre este y el siguiente domicilio. El Capricho de Comillas, en Cantabria, lo diseñó, pero no llegó a visitarlo. También realizó proyectos efímeros, como el Pabellón de la Compañía Transatlántica, con ocasión de la Exposición de 1888.

Desafortunadamente, no todo fueron éxitos. Desde que llegó a Barcelona, Gaudí vivía con su familia, pero, poco a poco, todos ellos murieron antes de lo que podría parecer natural. En Ciudad Vieja, se fueron su hermano y su madre. En Consell de Cent, en 1879, desaparecerá Rosa, la hermana. Él y su padre se hicieron cargo de Rosita, su hija. Al principio, llevándola a un internado en Tarragona, y, acabados sus estudios, en un nuevo domicilio no muy alejado del anterior.

Carrer Diputació, 339,actual 273 (c. 1889 – 1906)

La dirección de Diputació fue muy especial para Gaudí, porque en la misma calle vivía Pepeta Moreu, la mujer de la que el arquitecto se enamoró sin ser correspondido. A pesar del desaire amoroso, Gaudí tenía motivos para ser feliz, como podemos apreciar en una foto tomada en Montserrat en 1904. En ella, vemos al arquitecto con sombrero, acompañado de su padre, Rosita, su sobrina, y uno de sus mejores amigos, el doctor Pere Santaló. Al fin y al cabo, el Amor podía haber rechazado a Gaudí, pero el Arte lo había bendecido. Ahora comienza el período más creativo del artista (ver: ¿Una de las primeras obras? ¿Una de las últimas?) Las obras de esta etapa fueron: las Teresianas, el Celler Güell, la Casa Calvet, la Colonia Güell, el Park Güell, el Chalet del Catllaràs, la Torre Bellesguard y la Casa Batlló, además de la restauración de la catedral de Mallorca y proyectos poco conocidos, que no han llegado hasta nosotros, como un cine, la Sala Mercè, y el puente de Pomaret (ver: el vecino del chalet con una puerta para los pájaros y un cine)

Antoni Gaudí (al fondo) con su padre (centro), su sobrina Rosa y el doctor Santaló en una visita a Montserrat. Año: 1904. Fuente: Wikipedia

Gaudí raramente escribió, pero en uno de los pocos textos que conocemos, describió su hogar ideal cuando aún era estudiante de arquitectura (ver: “La casa Pairal”). En él decía cosas como que “La casa propia es el país natal, la de alquiler es el país de la emigración. Por eso la casa propia es el ideal de todos”. La paradoja posterior de su vida es que, durante mucho tiempo, Gaudí vivió en varios “países de emigración”. Lo había hecho en la Ciudad Vieja y lo volvió a hacer en la Ciudad Nueva, desde 1868 hasta 1906. Más extraño aún, ninguna de aquellas casas “del país de la emigración” fue de estilo modernista ni construida por él.

Barcelona, Distrito de Gràcia

Arquitecto consagrado (1906–1926)

Casa-Museo Gaudí, Park Güell (1906 – finales de 1925)

La Ciudad de los prodigios abrió muchas nuevas zonas. La más conocida es el Eixample, en el llano de Barcelona, pero la ciudad también creció absorbiendo y urbanizando los pueblos situados al pie de sus colinas, como Sant Gervasi, donde se encuentra la Torre Bellesguard, y Gràcia, lugar de la penúltima residencia de Gaudí. Es el único domicilio que se ha conservado hasta la actualidad y que se puede visitar. Recibe el nombre de “Casa Rosada” y fue construida entre 1904 y 1906 por Francesc Berenguer, uno de los mejores —y más antiguos— amigos de Gaudí: habían estudiado juntos en Reus. La “Casa Rosada” debía servir como muestra de la urbanización del Park Güell. Cuando se vio que el proyecto había fracasado, Gaudí decidió adquirirla. Hoy en día, es uno de los puntos más turísticos de Barcelona, con calles estrechas en todas las direcciones. En cambio, en el año 1906, su entorno era mucho más tranquilo…

El Park Güell en 1906. Postal coloreada. El edificio dentro del círculo es “La Casa Rosada”, el hogar de Gaudí. Fuente: Wikipedia.

Cuando se trasladó a la Casa Rosada, Gaudí tenía cincuenta y cuatro años, y viviría en ella aproximadamente veinte años, hasta casi su muerte. Es el domicilio donde pasó más tiempo, pero también donde ejecutó menos obras. En efecto, a partir de ese momento, el número de obras de Gaudí disminuye, porque se concentró en una sola: la Sagrada Familia, proyecto que había aceptado en 1883. Las únicas excepciones serán la Casa Milà, más conocida como La Pedrera, realizada entre 1906 y 1912, las escuelas provisionales de la Sagrada Familia, obra de 1909, el mismo año en que Gaudí terminaba la Torre Bellesguard, y la iglesia de la Colonia Güell, que había empezado en 1898 y quedo inacabada en 1914.

Otra obra importante del arquitecto fue el taller de la Sagrada Família, un espacio que cumplía diversas funcions, desde estudio fotográfico a almacén. Por desgracia, en 1936, al inicio de la Guerra Civil, fue asaltado e incendiado. Luego, se ha restaurado parcialmente, pero todo lo que había en su interior, se había perdido irremediablemente. Hacia los últimos meses de vida de Gaudí, también fue su último domicilio.

La Sagrada Familia en 1929. En primer plano el obrador del templo. Fuente: Barcelofília.

Como hemos visto, detrás de cada mudanza de Gaudí hay un funeral. En la Ciudad Vieja, fue el de su hermano y su madre. En Consell de Cent, el de su hermana. El nuevo domicilio no fue una excepción. En 1906, enterrará a su padre; en 1912, a su sobrina. En poco tiempo, también se irán algunos amigos, como Francesc Berenguer, de quien ya hemos hablado, y el pintor Joan Llimona, quien consiguió que Gaudí, de natural reació a los retratos, sirviera de modelo para dos cuadros en los que aparece como un santo (ver: Sant Felip Neri). También lo harán Eusebi Güell, su principal mecenas, así como el obispo Torras i Bages, gran confidente del arquitecto. Otros, como Llorenç Matamala, el principal escultor de la Sagrada Familia y cuya casa era como un segundo hogar para Gaudí, enfermarán gravemente en esta época.

Hacia 1912, como ya hemos dicho, Gaudí rechazará cualquier otro proyecto y se concentrará únicamente en una obra que sabía que nunca vería terminada: la Sagrada Familia. La tradición le atribuye las siguientes palabras: “Mis grandes amigos han muerto; no tengo familia, ni clientes, ni fortuna, ni nada. Así puedo entregarme totalmente al templo”. Allí le esperaba un obrador con un sencillo lecho pero rodeado de maravillas…

Taller de la Sagrada Familia (noviembre de 1925 – 10 de junio de 1926)

Gaudí solo vivió en su obra más famosa ocho meses, pero le había dedicado más de cuarenta años. No obstante, antes de mudarse definitivamente a ella, desde la muerte de su padre, ya había adoptado gradualmente la costumbre de dormir en el taller de la Sagrada Familia, en lugar de regresar caminando a su casa en el Park Güell. Fue alrededor de esta época cuando Gaudí comenzó a vestir de forma “descuidada”, hasta el punto de ser confundido con un mendigo. Un aspecto muy distinto al que tenía en sus años en el Eixample, cuando era un joven refinado. Joan Llimona, pintor que murió pocos meses antes que el arquitecto, le dijo una vez a su amigo: “¡Quién te ha visto y quién te ve! No queda nada de aquel joven elegante”. El arquitecto respondió: “La vejez es tiempo de expiación”.

Aquel fatídico 7 de junio de 1926, el día del atropello de Gaudí, sólo había visto terminadas la cripta, el ábside y la fachada del Nacimiento. Poco antes, le habían preguntado cómo podía vivir tan solo, y el arquitecto contestó: “No estoy solo, sino rodeado de maravillas de todo tipo”. Tenía razón, su sencilla cama estaba rodeada por fragmentos de todos sus edificios, incluido el escudo que luce en la entrada del castillo de Torre Bellesguard (ver: una foto con sorpresa).

Notas

(1) Mendoza, Eduardo (edición 2016), La Ciudad de los prodigios, Editorial Seix Barral, Barcelona, pp. 227–239.

Para un estudio más detallado: González Santa Úrsula (2017), “Una alternativa sonada. Estudio de la evolución urbana de Barcelona a través de la novela La Ciudad de los prodigios”, Universidad Politécnica de Madrid, p. 65.

(2) “Calles del Eixample de Barcelona de Víctor Balaguer”, Museo de Historia de Cataluña. La web incluye un mapa interactivo.