- On abril 24, 2025
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¿Sabes qué? Gaudí ya apareció como un santo estando vivo…
Por: Ferran Garcés
Siervo de Dios, Venerable, Beato y Santo. Estos son los cuatro títulos del proceso de canonización, según la Iglesia Católica Romana. Antoni Gaudí ha sido noticia porque, en plena celebración de la Semana Santa, ha sido declarado «Venerable» por el papa Francisco, fallecido mientras redactábamos este artículo. De hecho, firmó el decreto de Gaudí mientras aún se encontraba convaleciente a causa de su infección respiratoria.
El siguiente paso es declararlo beato. Un paso que deberá dar un nuevo papa. Ahora bien, como se han publicado muchos artículos sobre la beatificación de Gaudí, aquí no diremos nada sobre este tema. Solo queremos recordar una anécdota que, a la luz de este proceso, parece profética, y es el hecho de que el llamado «arquitecto de Dios», ya en vida, fue descrito como «venerable» y mostrado incluso como un santo.
«El más venerable barbudo»
En 1893 se fundó el Círculo Artístico de San Lucas, una institución con la finalidad de reunir artistas y personas afines a las ideas religiosas del obispo Torras y Bages, gran amigo de Gaudí. El mismo arquitecto fue uno de los primeros socios, así como los Figueras, la familia propietaria de Bellesguard. Entre los fundadores del Círculo, destacan los hermanos Llimona. Josep era el escultor y colaboró con Gaudí en la Sagrada Familia. Joan, que era pintor, frecuentaba la iglesia de San Felipe Neri, donde ambos tenían la costumbre de ir a escuchar misa y cantar música gregoriana a última hora del día. De hecho, esta era la iglesia a la que se dirigía Gaudí la tarde que fue atropellado.
En el oratorio de esta iglesia hay un cuadro llamado «Alabado sea Dios». Fue pintado por Joan Llimona en 1902, el año en que Gaudí estaba terminando de construir Torre Bellesguard. En él, se muestra a San Felipe Neri, un místico italiano del siglo XVI, durante la ceremonia de la consagración de la Santa Misa. Mirad detenidamente el rostro del santo. En efecto, sus facciones son las de Gaudí.
El pintor, en cierta ocasión, confesó que la idea de utilizar a su amigo como modelo le vino porque era «el más ilustre y más venerable barbudo que se podía encontrar en el oratorio cada día en la función vespertina». No contento con un cuadro, realizó un segundo, donde, una vez más, utilizó al «venerable barbudo» como modelo para pintar a Felipe Neri. En este segundo cuadro, vemos al santo italiano en la montaña de Onofre, en Roma, en compañía de un grupo de niños con instrumentos musicales.
¿Y en el cielo, qué seremos?
El contexto musical del segundo cuadro es importante por varios motivos. El principal, por el hecho de que el arquitecto y el pintor compartían una gran pasión por el canto gregoriano. Un amigo común era el músico Lluís Millet, el fundador del Orfeón Catalán, una de las instituciones culturales más importantes de aquella época, y también el fundador de la Capilla de música de San Felipe Neri.
¿Qué habría dicho Gaudí del proceso de beatificación de su figura? Una iniciativa, recordemos, adoptada en 1992, es decir, mucho después de su muerte. ¿Habría deseado Gaudí ser «venerable», «beato», o incluso, un «santo»? Nunca lo sabremos, pero, quizás, su respuesta habría sido la que dejó escrita en el libro de firmas del Orfeón Catalán: «En el cielo todos seremos orfeonistas».
Notas
(1) Rius Santamaria, C., (2012), Gaudí i la quinta potència. La filosofia d’un art. Universitat de Barcelona, p. 300-311.
(2) Bracons, J., «Joan Llimona i els artistes del Cercle Artístic de Sant Lluc», en: Fontbona, F. (dir.), El modernisme. Pintura i dibuix, Barcelona, 2002, p. 101-112.
Más información: Varios autores (2004), Joan Llimona (1860-1926) Josep Llimona (1864-1934), catálogo del MNAC, Barcelona.
(3) Calasanz Laplana, Josep de (1978), “L’Oratori de Sant Felip Neri a Barcelona”, Publicacions de la Abadia de Montserrat, p. 286.
(4) Tarragona, Josep Maria, (3/01/2012), “Agustí Mas i Folch”, web antonigaudi.org.
(5) En el artículo mencionado antes, en la nota 4, también se encuentra una buena selección de detalles sobre la vinculación musical de Gaudí con la música polifónica, propia de un orfeón, y su conexión con Millet. Otro artículo interesante sobre este tema es: Férrin, Ana Maria (enero, 2002), “La pasión oculta de Gaudí”, Historia, Año XXV, nº 309, pp. 9-25.