¡El jardín de Bellesguard!

Ya está aquí la primavera y con ella el buen tiempo. El mejor momento para visitar Bellesguard, una obra arquitectónica pero, además, un edificio rodeado por un plácido jardín. En el pasado, en las postrimerías del reinado de Martín I también se elevaba un gran edificio rodeado por otro jardín. Jacint Verdaguer, poeta y amigo personal de Gaudí, eligió precisamente dicho jardín para simbolizar la época dorada personificada por el monarca, en su Oda a Barcelona (1883).

 

 

“Bellesguard és alegre, verd i florit,
florit com una Pasqua, verd com l’abril,
per cavallers i dames, verges i nins”

Traducción:

“Bellesguard es alegre, verde y florido,
florecido como una Pascua, verde como abril,
para caballeros y damas, vírgenes y niños “

Los versos de Verdaguer recrean el tópico literario del locus amoenus (en latín, “lugar ameno”), un hogar o templete en medio de una arboleda al borde de una torrente de agua. Ahora bien, en el caso concreto de Bellesguard, no es un tópico ya que realmente el palacio-jardín del rey Martín se alzaba junto a un arroyo: la actual calle Bellesguard, que hasta no hace mucho todavía era un torrente. Razón por la cual encontramos un viaducto, obra de Joan Rubió, uno de los colaboradores de Gaudí.

Más concordancias entre poesía y arquitectura. En 1885, Gaudí realiza la finca Güell en el barrio de Pedralbes, no lejos de Bellesguard. Para diseñar la puerta en forma de dragón se inspiró en el poema de su amigo mosén Jacint Verdaguer La Atlántida, escrito unos años antes (1877), y que, siguiendo un antiguo mito griego, habla de un dragón (Ladón) que protege un jardín fabuloso (las Hespérides). ¿Es una casualidad que la azotea de Bellesguard también tenga forma de dragón?

En otro poema, «La custòdia de la Seu de Barcelona», del libro Eucarístiques (1904, año en que Gaudí está construyendo Bellesguard),  Verdaguer hace un juego de palabras con el nombre de Margarita de Prades, la segunda esposa del rey Martín y, durante un tiempo, propietaria del palacio después de la muerte de su marido. El juego consiste en designar a esta reina como la flor más bonita del jardín real.

“Lo rei Martí es passeja per lo verger:
ací veu una rosa i allà un clavell,
i més enya una branca de taronger.
Mes una Margarida lo cor li ha pres,
d’un comte filla aimada, néta d’un rei.
Margarida de Prades és sa muller”

Traducción:

“El rey Martín se pasea por el vergel:
aquí ve una rosa y allí un clavel,
y más allá una rama de naranjo.
Pero una Margarita el corazón le ha robado,
de un conde hija amada, nieta de un rey.
Margarita de Prades es su mujer “

Por desgracia, en tiempos de Gaudí, quedaban pocos vestigios del castillo medieval y ningún rastro del jardín original. De hecho, todo el paisaje de Collserola estaba pelado en época del arquitecto. Un paisaje muy diferente al de inicios del siglo XV. Se han conservado las cartas de Martín I donde el monarca pedía al procurador real de Mallorca el envío de una pareja de esclavos para trabajar en el jardín de su nueva torre en Bellesguard. En otra carta, el rey ordenó al comendador general de Caspe el envío de parras de uva. Asimismo, encargó a varios funcionarios reales plantas e injertos de árboles frutales.

El resultado final de tantos trámites quedo perfectamente resumido en el término Bellesguard (Bella Vista), que hace referencia tanto a las magníficas vistas alrededor del castillo, un bosque frondoso, como al propio palacio, y su jardín interior.

 

 

Hoy en día, la torre construida por Gaudí nos permite evocar la desaparecida morada del rey Martín, y, gracias al jardín actual, disfrutar de una estancia reposada y acogedora entre flores y árboles. Destacan la morera, el ciprés, el laurel, el falso pimentero, la tuya el cedro, la palmera, el tilo y el pitosporo, el marco ideal para el edificio de un arquitecto fascinado por fusionar su obra con la de la madre naturaleza.

!Bienvenida la primavera, Bienvenidos a Bellesguard!