Arquitecto y restaurador 

Por Ferran Garcés 

El pasado lunes, día 27, se celebró el Día Internacional del Conservador-Restaurador. Una fecha que nos invita a recordar uno de los rasgos más distintivos de Torre Bellesguard, el único proyecto de Gaudí que incluía, al mismo tiempo, la construcción de una casa de nueva planta y la restauración de las runias de un edificio del pasado. En concreto, el  palacio de Martín I el Humano, de 1409. 

Como observa Josep M. Vall i Comaposada, uno de los especialistas en esta obra, el proyecto de Bellesguard dio a Gaudí la ocasión de practicar una peculiar teoría que él mismo resumió de la siguiente manera: 

«Hacemos arquitectura sin arqueología: antes que nada, existen las relaciones entre las cosas, en una situación predispuesta; por eso no debemos copiar las formas, sino estar en condición de producirlas dentro de un carácter determinado, poseyendo su espíritu.» (1) 

En realidad, la frase es la respuesta de Gaudí al ser cuestionado por otra de sus reformas, la de la catedral de Palma de Mallorca, realizada entre 1903 y 1915, es decir, mientras trabajaba en Bellesguard. (2) Ahora bien, el propio Gaudí incluía ambas obras en una misma categoría: 

«Cuando yo tenía que hacer algún proyecto dentro de un estilo tradicional concreto, procuraba situarme dentro de las circunstancias y características del estilo y entonces podía crear con libertad; así hice griego en la columnata de la plataforma del Parque Güell, gótico en Bellesguard y en Mallorca, y barroco en la Casa Calvet.» (3) 

Desafortunadamente, como es habitual en la obra de Gaudí, resulta difícil profundizar en esta teoría con información directa del propio arquitecto. (4) En consecuencia, solo podemos aventurar algunas pinceladas. 

Estudio y evocación del pasado 

En primer lugar, “sin arqueología” no significa sin historia. Gaudí fue un gran estudioso de la arquitectura del pasado, y en especial del gótico catalán. Como hemos visto, el primer paso para el arquitecto era «situarme dentro de las circunstancias y características del estilo». 

Gracias a este estudio previo, Gaudí aprovechó el encargo de la casa para hacer referencias a la época de las ruinas. A modo de ejemplo, observemos la fachada iluminada por el sol naciente. Allí veremos que sobresale un generoso balcón que ofrece unas magníficas vistas sobre el mar y la ciudad. No es una construcción arbitraria. Está inspirada en la leyenda del mirador desde donde el rey Martín vio el barco que traía noticias de su hijo en Cerdeña. (5) Más tarde, Domènec Sugrañes, un colaborador suyo, también nacido en Reus, reforzará estas evocaciones añadiendo en la entrada de la casa un mosaico que muestra el mencionado barco, junto con otros símbolos relacionados con la expansión del Casal de Barcelona por el Mediterráneo y, de manera especial, las consecuencias de la muerte del rey Martín sin un heredero legítimo. 

Criterios modernos de restauración 

En segundo lugar, sorprende el sistema aplicado. Si observamos atentamente las torres del pequeño castillo situado en la entrada del jardín, veremos que se puede identificar fácilmente el muro antiguo de la reconstrucción gaudiniana, gracias a la capa de conglomerado que distingue y protege el tramo medieval. Este método, que hoy nos parece lógico, en la época de Gaudí no era tan común. 

Por otro lado, con el fin de preservar las ruinas, el arquitecto desvió el camino del cementerio de Sant Gervasi, que pasaba por el medio de ellas. Esto implicó la ampliación de las obras para construir un nuevo camino junto a la propiedad. No era fácil porque en esta zona había un torrente con un fuerte desnivel. A fin de salvarlo, Gaudí levantó un viaducto con tan buen resultado que serviría de precedente para los viaductos del Parque Güell. 

El pasado como modelo del presente 

Por último, el proyecto de Bellesguard debe enmarcarse en el auge de la Renaixença, el movimiento que impulsó la recuperación del pasado de Cataluña, como el mito del Ave Fénix. Este impulso explica la publicación de los primeros estudios sobre la estancia de Martín I el Humano en el palacio, o los versos, cargados de alusiones históricas, que Jacint Verdaguer, el poeta amigo de Gaudí, dedicó a Bellesguard. (Ver: Bellesguard, un refugio poético). En ambos casos, el objetivo no era solo restaurar ruinas, sino recuperar el legado nacional asociado a ellas. 

Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que Bellesguard era un lugar cercano emocionalmente a Gaudí. Margarita de Prades, la reina que se desposó con Martín I en el palacio, era de Prades, una localidad cercana a Reus, la querida ciudad del arquitecto, y murió en Riudoms, el pueblo donde su famlia tenia la casa-taller en la que aprendió el oficio del hierro, que tanto placer le procuraba. No muy lejos de estas poblaciones se asienta el monasterio de Poblet, donde reposan las tumbas de aquella pareja real, además de los restos de otro palacio del monarca. Se comenta que Gaudí, de joven, junto a dos amigos, visitarán el monasterio, entonces en decadencia, y sería allí donde primero soñaría con ser arquitecto y rehabilitar un monumento. Ahora bien, un estudio reciente, a cargo de Eufemià Fort i Cogul, plantea “dudas muy serias sobre la veracidad de esta urdimbre de la restauración de Poblet.” (6) Sin embargo, lo que resulta incuestionable es el conocimiento de Poblet por el arquitecto, así como del gótico catalán en general.

A continuación, mencionaremos dos vínculos personales que conectaron a Gaudí con Bellesguard. Según Josep M. Vall i Comaposada, la persona que probablemente se lo dio a conocer fue Eudald Canibell, el creador de la Asociación Catalanista de Excursiones Científicas, organización de la que era miembro Gaudí desde su fundación. El propio Canibell, conocedor del glorioso pasado de Bellesguard, había realizado un dibujo de las ruinas, y, en el primer anuario de la Asociación, en 1882, incluyó un artículo sobre ellas. La finca, por otra parte, en 1888, fue comprada por otro gran amigo de Gaudí que también había nacido en Reus y era miembro de la Asociación: Juan Grau Vallespinós, el obispo que le encargó el Palacio de Astorga y, tras su repentina muerte, le confió las escrituras de Bellesguard. Finalmente, los nuevos clientes, la familia Figueras, también compartían el mismo ideario.

Mucho más que una restauración

En resumen, las ruinas restauradas fueron unos pocos elementos visibles: dos torres y un trozo de muralla con almenas. Ahora bien, gracias a la concepción global del proyecto de Gaudí, Bellesguard es también un sitio de memoria. Al final, toda la obra se convertirá en un homenaje al pasado medieval de Cataluña y, de forma indirecta, un ejemplo del espíritu de la Renaixença propio de la época tanto de Gaudí como de sus colaboradres, clientes y amigos.

Notas

(1) Vall i Comaposada, Josep M. (2014), Bellesguard. De la residencia de Martí el Humano a la torre Gaudí, Duxelem Editorial, p. 105

(2) Hensebergen, Gijs van (2002) Antoni Gaudí, Debolsillo, Barcelona, pp. 170-172

(3) Puig-Boada, Isidre (1981) El pensamiento de Gaudí. Compilación de textos y comentarios, Col·legi d’Arquitectes de Catalunya, Barcelona, p. 109

(4) Tampoco disponemos de suficientes testimonios o estudios sobre la relación de Gaudí con Eugène Viollet-le-Duc, el principal referente en arquitectura y restauración del siglo XIX y principios del XX. Por falta de espacio, tampoco podemos abordar este tema. Nos limitaremos a mencionar una pequeña anécdota que tuvo lugar en 1911, es decir, dos años después de que Gaudí terminara la Torre Bellesguard. La recoge Isidre Puig-Boada en el libro citado en la nota 3:

“Cuando estaba convaleciente de las fiebres de Malta, en Puigcerdà, me acerqué a Toulouse para ver las restauraciones medievales que Viollet había hecho en Saint Sernin y en Notre.. Dame du Taur. Me quedé decepcionado por la escasa calidad artística de los trabajos del brillante tratadista: ‘¡Volvámonos, dije, que este no tiene nada que enseñarnos!’” (Ibid., p. 108. Más frases sobre el tema: p. 112)

(5) En la Plaza del Rey de Barcelona se encuentra el Palacio Real Mayor y, popularmente, su torre recibe el nombre de “mirador del rey Martín”. Sin embargo, el verdadero mirador de este monarca era el ventanal de su torre de Bellesguard. Para más información: Garcés, Ferran (26/06/2024), “Tal día como hoy: nacimiento y muerte de un rey”, en nuestro blog.

(6) Fort i Cogul, Eufemià (1976) Gaudí y la restauración de Poblet, Rafael Dalmau, Editor, Barcelona, p. 40.

Más información sobre otras supuestas visitas a lugares o monumentos del entorno de Reus, por parte de Gaudí, durante su juventud, en: Massó Carballido, Jaume (2020) “Antoni Gaudí y la arqueología del Camp de Tarragona”. Estudis de Constantí, n.º 36, pp. 95-102