¿Sabías qué?: ¿Quién fue Pepeta Moreu?

La figura de Pepeta Moreu, y con ella su influencia sobre Antoni Gaudí, ha permanecido en las sombras durante la mayor parte del tiempo, como tantas otras mujeres en la historia que han sido olvidadas. Recientemente ha sido redescubierta, aportando una nueva visión histórica no sólo de la vida del célebre arquitecto sino también de las mujeres de la época.

Pepeta Moreu, una mujer avanzada a su tiempo

Considerada hoy en día como una mujer avanzada en su época y calificada por algunos como la musa de Gaudí, Pepeta Moreu nació el 16 de junio de 1857 en Mataró, en el seno de una familia acomodada y liberal.

Pepeta tenía dos hermanas (Magdalena y Agustina) y un hermano (Josep Maria), siendo ella la mayor de todos. Su madre se llamaba Antònia Fornells de Moreu y su padre Antonio Moreu.

La familia vivía en una espaciosa casa en Mataró que había sido levantada en 1864. Era una vivienda privilegiada que disponía de un baño bien equipado, algo muy poco común durante el siglo XIX en el municipio. Un lujo que sólo algunos afortunados podían permitirse. En el centro de la vivienda disponían de un gran salón donde los festivos invitaban a numerosos invitados. La casa tenía también instalada una capilla bien ornamentada y con capacidad para celebrar diferentes ceremonias, desde misas a comuniones.

El padre de Pepeta era el propietario de un velero llamado el Antonio con el que viajaba y se dedicaba a hacer negocios en Cuba y África. Este estilo de vida le llevó a implicarse en negocios de dudosa reputación ya cometer numerosas infidelidades, llegando a tener hijos con otras mujeres.

Pepeta era una mujer pelirroja, inteligente y de gran belleza, por lo que nunca le faltaron los pretendientes. En 1875, con los 18 años recién cumplidos, la joven Pepeta se casó con Joan Palau, un capitán carlista que decidió utilizar el dinero de la dote para comprar un paquebote con el que realizar cabotaje por el norte de África, comerciando así con mercancías como el vino y el esparto.

El matrimonio con Joan Palau resultó un infierno para Pepeta, quien debía soportar las constantes borracheras y palizas de su esposo, que además acumulaba incesantemente deudas por juego. En 1878, en Orán, ciudad del noroeste de Argelia, Pepeta le comunicó que estaba embarazada y le pidió asentar la cabeza, un cambio de vida.

La respuesta de Joan Palau fue revelarle a la joven embarazada que él ya estaba casado con otra mujer en Buenos Aires. Malvendió el barco y la abandonó a su suerte sin dejarle ni un céntimo.

Sola en Orán y sin dinero, Pepeta pudo salir adelante dedicándose a tocar el piano en un bar. Durante este período aprendió a hablar francés, idioma del que después sería profesora en la Cooperativa Mataronense. Finalmente, Pepeta pudo regresar a Mataró gracias a unos marineros que se apiadaron de su situación y la llevaron de regreso a casa.

Su hijo nació sano, pero murió a causa de la difteria el 3 de enero de 1883, a los tres años de edad. La familia Moreu inició los trámites para declarar la nulidad matrimonial entre Pepeta y Joan Palau, consiguiendo finalmente que el matrimonio fuera anulado por bigamia y que Pepeta pudiera recuperar su condición jurídica de soltera.

Amor imposible de Gaudí

Descrita por su hermano en sus memorias con las siguientes palabras: «Rubia, de pelo de color oro viejo, casi caoba, de un extraño atractivo que se hacía mirar», debió de ser un día alrededor de 1885 cuando los ojos de Antoni Gaudí vieron por primera vez a Pepeta Moreu.

Fue Salvador Pagès quien introdujo a Gaudí en la familia de los Moreu, precisamente con la intención de que éste conociera a sus hijas.

Salvador Pagès, amigo y socio de Gaudí, era un industrial textil que había fundado la Cooperativa Obrera Mataronense. Dada la ideología, muy próxima al socialismo utópico, encargó a Gaudí el diseño de un complejo industrial siguiendo la estructura de las colonias obreras, incorporando innovadoras prestaciones sociales.

Pagès era también amigo de la familia Moreu y con el fin de ayudarlas había contratado a Pepeta y a Agustina como profesoras en cuya Cooperativa era fundador.

Por entonces, cuando Gaudí conoció a la familia Moreu, Pepeta tenía 27 años, Magdalena 23, Agustina 21 y el hijo menor, Josep Maria, 12 años. Gaudí tenía 33 años cuando fue presentado a Pepeta, quien sería su gran amor.

Gaudí había estado enamorado antes. En 1871, con 19 años, se enamoró de una joven francesa que estaba de paso en casa de una familia amiga.

El propio Gaudí recordaba este episodio de su vida: «Me enamoré mucho aquellos días, e iba a verla todo lo que podía; y ella parecía darse cuenta y me hablaba muy amablemente, mucho, mucho…; tanto que yo estaba embriagado; pero ella estaba prometida, en su país, y llegó el día de su regreso y yo no tuve el coraje de ir a despedirla, a la vez que ella se iba yo estaba a casa como muerto. Después no supe nada más, sólo que se había casado en su pequeña ciudad.»

Pepeta era una mujer de costumbres liberales que había viajado mucho y que rompía con los esquemas básicos de las mujeres de su tiempo. No sólo era una pianista excepcional y hablaba diferentes idiomas, también le interesaba mucho la política, algo muy poco habitual en las mujeres de aquella época ya que, por lo general, se consideraba un tema reservado a los hombres. Pepeta leía prensa anticlerical y mantenía relación con personalidades republicanas, socialistas y anticlericales de Mataró.

Gaudí quedó cautivado por Pepeta, aunque estaban totalmente opuestos de carácter y pensamiento.

Todos los domingos iba a casa los Moreu, donde se deleitaba con las interpretaciones musicales de Pepeta y con los murales que decoraban la casa, que representaban diferentes lugares visitados por el padre de la familia durante sus viajes de negocios como: la bahía de Río de Janeiro, un velero en la tempestad y varias escenas caribeñas. De hecho, Gaudí se inspiraría en estos murales decorativos de la casa de los Moreu para la decoración del comedor de la casa Vicens.

Gaudí siempre llevaba a su sobrina Rosita a las visitas de los domingos. Durante cuatro años su atracción hacia Pepeta fue creciendo, y con el tiempo que pasaba con los Moreu, Gaudí se familiarizó con todos los miembros de la familia. De hecho, el benjamín de la familia, Josep Maria Moreu, acabaría iniciando la carrera de arquitectura a raíz de la inspiración que la presencia de Gaudí le produjo.

Así fue cómo Antoni Gaudí se enamoró de Pepeta y finalmente decidió declararle su amor. La respuesta que recibió no fue la que esperaba. Pepeta ya estaba comprometida con otro hombre y le rechazó mostrándole el anillo de compromiso de su prometido.

Se ha especulado mucho sobre cómo este rechazo marcó el resto de la vida del genial arquitecto. Parece ser que ese desengaño amoroso le abocó hacia la introspección y hay testimonios que afirman que ya nunca más volvió a la casa de los Moreu.

A diferencia de las palabras que nos dejó sobre la chica francesa, sobre el amor por Pepeta no hay pruebas de que Gaudí llegara a dejar constancia, más allá de unas confesiones a su íntimo amigo, el poeta Joan Maragall, quien se referiría al amor no correspondido de Gaudí con el apodo de la «alemana».

Gaudí nunca volvió a enamorarse. En cuanto a Pepeta, el gran amor platónico del arquitecto, se casó con Josep Caballol (su prometido cuando se le declara Gaudí) con el que tuvo cuatro hijos. Años más tarde, al quedar viuda, volvió a casarse con su tercer esposo, Josep Vidal.

El 9 de diciembre de 1938 moría Pepeta Moreu a la edad de 81 años, la mujer inteligente y avanzada a su tiempo que cautivó a Antoni Gaudí, dejándole una huella imborrable.