¿Sabías qué?: De dandi a místico (Parte I)…

Por: Ferran Garcés

En 1902, cuando Gaudí comenzaba la construcción de la Torre Bellesguard, el arquitecto accedió a prestar su rostro al pintor Joan Llimona para la representación del Santo San Felipe Neri. Esta imagen encaja muy bien con el mito actual de Gaudí, como un místico con una relación bastante personal con la Naturaleza, como hemos visto en otra entrada. Sin embargo, el binomio Naturaleza-Dios parece que no siempre fue de la mano. De joven, de hecho, tuvo fama de dandi…

En los siguientes dos artículos hablamos de la evolución religiosa de Gaudí y la posición de la Torre Bellesguard en este contexto biográfico. La idea es mostrar cómo la peculiar geometría del maestro, así como sus símbolos, no son producto de la mera especulación arquitectónica; también nacen y crecen dentro de un complejo entramado humano igual o quizás aún más fascinante.

 

¿Un genio siempre devoto?

Gaudí no siempre fue tan religioso, o al menos no de una manera tan manifiesta. Lo que sí lo caracterizó, desde la infancia, es su interés por la Naturaleza. Debido a una enfermedad reumática, el joven maestro pasó muchas horas contemplando el campo de Tarragona, el paisaje donde nació y al que no dejó de hacer referencia durante toda su vida y obra. Más tarde, ya en Barcelona, en plena época universitaria, combinará los estudios de arquitectura con los de historia natural. Curiosamente, en esta etapa, Gaudí tenía fama de dandi e incluso, según algunos, de anticlerical. Y decimos “según algunos” porque, por ejemplo, en un estudio reciente publicado en 2018, Joan Torres Domènech considera que no es cierto el supuesto anticatolicismo del primer Gaudí.

En cualquier caso, podemos afirmar que, como ya hemos anticipado, no fue tan religioso como lo sería más adelante. El mismo Josep Mª Tarragona, el periodista e historiador que ha escrito la petición para la beatificación de Gaudí, nos recuerda que “Gaudí comenzó la Sagrada Familia por motivos profesionales y no por un pensamiento religioso”. De esta etapa, en realidad, se saben pocas cosas, pero vestía con elegancia y acudía a locales y espectáculos frecuentados por la alta burguesía.

Antoni Gaudí en 1878, con 26 años, cuando tenía fama de dandi.

Antoni Gaudí en 1878, con 26 años, cuando tenía fama de dandi.

La irrupción de Dios en la vida y obra de Gaudí es un tema complicado porque resulta difícil precisar cuándo y cómo comienza. Joan Bergós, uno de los discípulos del maestro y autor de una de sus biografías más populares, considera que hay que situarla entre el fallecimiento de su madre en 1879 y una grave enfermedad que él mismo sufrió en 1894. También hay que decir que el caso de Gaudí no es único. Otros artistas de su época adoptaron una especie de conversión hacia el final de su vida como reacción al materialismo imperante de su tiempo.

Sea como sea, una vez asumida, la pasión religiosa del arquitecto de la Sagrada Familia no dejará de reafirmarse. A principios del siglo XX, la encontramos plenamente madurada. Es la época de la construcción de la Torre Bellesguard (1900-1909). En el siguiente artículo, la próxima semana hablaremos de ella.

 

Notas:

(1) Casinos, Xavi, Actualizado 29/07/2019, “El Gaudí ‘clonado’ de Sant Felip Neri”, La Vanguardia. 

(2) Bassegoda Nonell, Juan, El Gran Gaudí, Sabadell, Editorial Ausa, p. 15-19

Bibliografía complementaria:

Torres Domènech, Joan, El Gaudí que no nos han explicado, 2018, Valls, Cossetània Edicions, p. 41-68

(4) Hensbergen, Gijs van (2002), Antoni Gaudí, Barcelona, Debolsillo, pl. 68-69

Bibliografía complementaria:

Mario Lacruz, un editor mítico de Barcelona, escribió un libro inédito donde da una peculiar interpretación literaria sobre la conversión del arquitecto: Gaudí, la novela de una vida.

(4) Torres Domènech, op. cit., p. 56-60

(5) Blog Josep Mª Tarragona, www.antoniogaudi.org, enlace: aquí

(6) Bergós i Massó, Joan (1999) Gaudí: l’home i l’obra. Barcelona, Lunwerg, p. 30