- On marzo 28, 2025
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Las mujeres de Bellesguard, una nueva época
Por Ferran Garcés, Amèlia Guilera y Anna Mollet
Hoy terminamos la serie de las mujeres de Bellesguard. Lo hacemos con las tres grandes mujeres que han habitado en la casa diseñada por Gaudí. Las otras lo hicieron en el antiguo palacio del rey Martín el Humano. Las mujeres de la nueva época de Bellesguard forman parte de dos familias que también han dejado grandes aportaciones en la historia de Bellesguard, y es a ellas, como alma y corazón de su núcleo familiar, a quien hoy queremos rendir homenaje.
Maria Sagués i Molins (1835-1907)
Es tradición que el apellido del propietario de un edificio quede adscrito al de la vivienda (Manuel Vicens – Casa Vicens, Josep Batlló – Casa Batlló, etc). En apariencia, parece que este es el caso de Torre Bellesguard, también conocida como Casa Figueras en recuerdo de Jaume Figueras i Barulls (1828-1887), un comerciante de pastas alimentarias amigo de Gaudí (1). Ahora bien, este comerciante murió en 1887, es decir, mucho antes de que el arquitecto comenzara las obras de Torre Bellesguard, en 1901.
Quien compró la finca realmente fue su esposa, Maria Sagués i Molins (1835-1907). Lo hizo el 12 de junio de 1900. También fue ella quien le hizo a Gaudí el encargo de la construcción, el 4 de septiembre del mismo año. El 25 de octubre del año siguiente, el Ayuntamiento daría la licencia de obras y, en 1903, la casa principal ya había sido finalizada. En teoría, pues, el nombre de la vivienda debería ser «Casa Sagués», pero en la práctica, la casa sigue recibiendo el nombre del marido difunto, y, ella, sólo es mencionada como su viuda. Isabel Segura Soriano, autora del libro Dones de Sarrià-Sant Gervasi, al hablar de Maria Sagués, concluye diciendo: «Este no es un caso ajeno en la memoria de la ciudad, una memoria que a menudo es muy selectiva cuando se trata de recordar iniciativas femeninas» (2).
Un descendiente de María escribió un libro sobre el tiempo de los Figueras en Bellesguard. Gracias a este libro, conocemos algunos detalles de su primera propietaria. Entre otros, la anécdota de que uno de los hijos de María la visitó por observar el eclipse de sol total del 30 de agosto de 1905, un importante fenómeno astronómico y social de su tiempo (3). También sabemos que María «era muy aficionada a hacer mermeladas y confituras». Razón por la cual, plantó árboles frutales «como perales, naranjos agres, arándanos, etc.», así como «castaños de las indias, sauces, adyalfias, laureles, tilos, palmeras» (4).
Para más información: Las Voces de Bellesguard María Sagués
Mercè Soler Iglesias (1902- 1996)
Otra mujer fundamental en la historia de Bellesguard fue Mercè Soler Iglesias. Originaria de las baleares, se casó en 1925 con Lluís Guilera Molas, un reconocido oncólogo de la época. Marchan de viaje de bodas a Bruselas, donde recogen unas agujas de radium, que Mercè traerá de escondite, convirtiéndose en las primeras que entraron en el estado español. Al viaje de bodas irán con otros médicos compañeros de su marido del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.
En 1944 Lluís Guilera Molas compra Bellesguard para instalar un hospital, después de que, lo que se conoce como la «Depuración de las estructuras funcionariales», le impidiera seguir ejerciendo medicina en el Hospital de Sant Pau por su catalanismo. A principios de 1945, Mercè y su familia van a vivir a la Torre Bellesguard, donde nacerá el pequeño de sus seis hijos. Se instalan en la segunda planta del inmueble, mientras que en la primera planta se ubica la clínica de ocho habitaciones donde trabajan su marido y su hijo mayor. Así en el inmueble conviven dos usos diferentes: hogar y clínica.
Siempre junto a su marido, Mercè ayudaba tanto a la consulta como al laboratorio. Su marido muere en 1969 y Bellesguard pasa por herencia a su hijo mayor, Lluís Guilera Soler. Ella vivirá en el segundo piso hasta su muerte, en 1996.
Amèlia Roche Plaxats (1933-2022)
Amèlia Roche fue la principal embajadora de Bellesguard en el mundo. Su educación y belleza, y su manera de acoger a todo el mundo que quería visitar la casa, la hizo conocida por todas partes.
De muy joven se casó, en 1955 con Lluís Guilera Soler, ginecólogo y obstetra. Sus cinco hijos nacieron en Bellesguard, cuando esta era una clínica donde se atendían pacientes, tanto de su marido como de su suegro. Por un largo periodo de tiempo, la Amèlia será la administradora de la clínica, llevando la contabilidad y encargándose de los servicios generales y compras, hasta que en 1973 se decide terminar la actividad médica, y trasladarla a la Clínica Delfos. La familia Guilera Roche se traslada a vivir, un año después, a la primera planta, mientras que en la segunda sigue viviendo Mercè Soler. Bellesguard deja de ser hospital y queda únicamente como hogar.
A la muerte de su marido, la propiedad pasa a sus cinco hijos: Amèlia, Mercè, Rosa, Gemma y Lluís, y ella es la usufructuaria. Es durante este periodo que la Torre Bellesguard se abre por primera vez al público de la mano de su nieta mayor, Anna Mollet. En 2013 Bellesguard abre sus puertas, compaginando de nuevo un doble uso, el de hogar y el de Casa Museo.
Muchas de las personas que a día de hoy visitan Bellesguard tienen una relación de cuando era hospital. Algunos tuvieron un familiar ingresado en la clínica oncológica, pero la mayoría fueron cuando era maternidad. Muchos de ellos son personas nacidas en Bellesguard y aún recuerdan a la Amèlia Roche y el trato exquisito que les dispensaba.
Decíamos al inicio que la Amèlia Roche fue embajadora de Bellesguard, y no sólo como administradora de la clínica, sino también en la dimensión de monumento gaudiniano, recibiendo a todo tipo de estudiosos de Gaudí de todo el mundo, periodistas, artistas y curiosos, y todos encontraron una puerta abierta y una sonrisa.
María Sagués y la familia Figueras fueron un fiel reflejo de la Renaixença («El Renacimiento»), el movimiento cultural de la época de Gaudí, caracterizado por el despertar cultural catalán y la recuperación de su lengua. Mercè Soler, Amèlia Roche y los Guilera conservaron el espíritu de aquel impulso, conscientes del legado de la casa y el homenaje que, a través de ella, Gaudí quiso hacer en Cataluña. Ambas familias dejan grandes aportaciones a la historia de Bellesguard, y es a ellas, como alma y corazón del núcleo familiar, a quien hoy queremos rendir homenaje.
Notas
(1) La fábrica de esta familia todavía se conserva en la Rambla 83, aunque transformada en una pastelería, L’Escribà. En la web de la joyería Arior Barcelona, propiedad de un descendiente, vemos que la familia reconoce el papel activo de su antepasada: «Uno de sus hijos, el bisabuelo de Jordi, Jaume Figueras i Barrulls con la ayuda de su mujer, Maria Sagués, dinamizó la empresa y diversificar el negocio.» Ver el enlace: aquí.
(2) Segura Soriano, Isabel (2011) Mujeres de Sarrià-Sant Gervasi. Itinerarios históricos, Ayuntamiento de Barcelona, p. 18. Ver en línea: aquí
(3) Figueras i Bas, Josep Mª (2016) La familia Figueras. Los señores de Bellesguard, obra auto publicada, Barcelona, p. 64
(4) Ibíd, p. 68. Muchos de estos árboles, con el tiempo, han desaparecido.