¿Sabes qué?, El Bestiario Bellesguard III: Dragones y otras bestias fantásticas

Por: Ferran Garcés

Hace dos semanas que estamos explorando la peculiar fauna de Bellesguard. Hasta hoy, hemos visto animales reales, como peces, gallos, leones y caballos. Hoy, en cambio, descubriremos bestias fantásticas. En concreto, dos dragones, una víbora y un grifo. Todos ellos recuerdan a los fascinantes animales de los bestiarios medievales, un género característico de la Edad Media e, incluso, de la literatura reciente (1).

Estas figuras fabulosas conquistaron fácilmente el imaginario popular y, a partir del siglo XIV, abandonaron los manuscritos para apropiarse de las calles, dando forma a las figuras procesionales como las del Corpus (2). Hoy en día, junto con los Gigantes, se han convertido en un elemento esencial de las diferentes celebraciones populares de Cataluña, País Valenciano y las Islas Baleares. La arquitectura modernista también se rindió a su encanto, comenzando por el propio Gaudí y sus colaboradores. Bellesguard es un buen ejemplo…

El dragón

El dragón es el rey de las bestias fantásticas y, como tal, el más representado en el arte y la arquitectura. En Bellesguard, lo encontramos en el vestíbulo de la torre, como parte de la decoración del colgador, y en la azotea, dando forma a una de las esquinas exteriores de los desvanes. Sin embargo, el primer dragón, el del colgador, parece obra de Domènec Sugrañes, el colaborador de Gaudí responsable de gran parte de la decoración de la casa y el jardín. El segundo recuerda al dragón de la casa Batlló (1904-1906), edificio comenzado por Gaudí al mismo tiempo que terminaba la torre Bellesguard (1900-1909).

Ambos están relacionados con la conocida leyenda de San Jorge, pero debido al contexto histórico de la finca, los dragones de Bellesguard podrían atribuirse a otra razón. El juego de palabras, o paranomasia, del nombre Aragón, y la palabra “dragón”, favoreció la adopción del dragón como motivo heráldico en tiempos de Pedro IV el Ceremonioso, el padre de MartínI l’Humano, el monarca que mandó construir el castillo en el que se inspiró Gaudí para construir Torre Bellesguard (3).

Víbra

La palabra vibra, en la actualidad, designa tanto a un dragón hembra con pechos de mujer y alas de águila, como a una especie de víbora. Además, entre los siglos XVII y XIX, de manera gradual, tan peculiar bestia se metamorfoseó en un murciélago heráldico, que corona los escudos de algunas ciudades importantes del Mediterráneo, como Palma, Valencia y Barcelona, aunque el de la ciudad condal desapareció a principios del siglo XX. Como tal, esta vibra, en forma de murciélago o dragón alado, a menudo suele representarse junto a la Señal Real, porque, en sus orígenes, fue privativa de los reyes de Aragón y condes de Barcelona. La vibra de Torre Bellesguard sigue este patrón, ya que incluye, debajo de ella, el tradicional escudo con las cuatro barras. 

En los actos de coronación del rey Martí I en Zaragoza, celebrados el 13 de abril de 1399, los consejeros barceloneses fueron acompañados por dos de las primeras figuras de la imaginería festiva institucional de Barcelona: el Águila y la Vibra, emblemas que ya habían utilizado dos años antes en las fiestas de la entrada a Barcelona de este monarca (4) Una figura festiva que se ha conservado hasta la actualidad, aunque con un trasfondo meramente popular (5)

Por otro lado, la cimera real del rey Martí también lucía una vibra -en su variante de dragón alado- sobre el yelmo. Se ha conservado la realizada en 1407, es decir, un año antes de que el rey comprara los terrenos donde edificaría su castillo de Bellesguard. Ese año, Martí el Humano dio permiso a la ciudad de Mallorca para usarla en la Fiesta del Estandarte, una celebración vigente en la actualidad. Llegados a este punto, es necesario aclarar que, durante un tiempo, se atribuyó la mencionada cimera a Jaime I el Conquistador, pero, recientemente, se ha descubierto que, en realidad, corresponde a Martí I (6).

 

Grifo

El grifo, como la vibra, se confunde con la figura del dragón. Sin embargo, mientras que el dragón tiene cuerpo de serpiente, la parte posterior del grifo representa a un león, el rey de la tierra, y la parte delantera, incluyendo la cabeza, a un águila, la reina del aire. Constituye una de las bestias fantásticas más utilizadas en la decoración. En la época romana, adornaba patas de mesa, altares y candelabros, así como frisos y antefijas. En la Edad Media, lo encontramos en las gárgolas y en los escudos heráldicos. Además, “era frecuente, en particular, hallarlo en Aragón como adorno de paños y vestidos diversos” (7). En el siglo XIX, daba forma a las llaves de los surtidores y las llaves, origen de la palabra “grifo” en español. La presencia de grifos en Bellesguard es una de las más difíciles de señalar porque se oculta en una zona poco visible de la azotea. Es la cabeza de la polea usada antiguamente para subir los muebles en la fachada de poniente

 

En resumen, Hic sunt dracones (“Aquí hay dragones”). Esta frase es una advertencia latina habitual en los mapas antiguos para referirse a los territorios desconocidos o poco explorados. Sin embargo, como hemos visto, no es necesario ir tan lejos. En Torre Bellesguard los podemos encontrar, junto con otras bestias fantásticas y heráldicas. ¡Ven a conocerlos!

 

Notas

(1) Soldevila, Llorenç (1989), Prudenci Bertrana, Josep Carner, Pere Quart. Bestiaris, El Garbell. Ediciones 62, Barcelona.

González, T, y Alert, F (2011), “El bestiario oculto del MNAC. Arte románico”, Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona. Enlace:

(2) Hughes, Robert (1992), Barcelona, Anagrama, Barcelona p. 211-212.

(3) Montaner Frutos, Alberto (1995) El Signo del rey de Aragón: historia y significado, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, pág. 59-63.

(4) Riera i Sans, Jaume, “Los heraldos y las divisas del rey Martín (1356-1410), Paratge, 2002, Núm. 14, pág. 46.

(5) Wikipedia, palabra: “Víbria”. En esta entrada se mencionan las diferentes víboras activas en el bestiario popular catalán. 

(6) Francesc Riart i Jesús LLoria, “La Cimera Real nunca coronó la cabeza de Jaime I”, web de Historia vibrante.

Graupera, Quim (26/07/2008), “En Robafaves: Jaume I o Pere el Ceremonioso?”, blog Maresme Medieval.

(7) Coromines, Joan, y Pascual, José Antonio (2001), Diccionario Crítico Etimológico Castellano e hispánico, vol. III, p. 213.”