Serrallonga

Por Fernando Garcés.

Según la leyenda el famoso bandolero Joan de Serrallonga se escondía en los restos del Palacio del rey Martín en Bellesguard.

Uno de los símbolos más peculiares de Bellesguard es el picaporte de hierro con forma de fémur en la puerta de las caballerizas.

Para conocer el origen de tan peculiar símbolo tenemos que viajar en el tiempo hasta 1634, el año en que murió Serrallonga, el famoso bandolero catalán. En esta época, las murallas del palacio del rey Martín en Bellesguard permanecieron en ruinas, pero, aisladas de la ciudad de Barcelona, ​​servían como escondite perfecto para un bandido.

Serrallonga atracó diferentes convoyes reales con el dinero de los impuestos, lo que lo hizo muy popular entre los agricultores. Durante años burló a las autoridades y su leyenda fue creciendo entre la población.

Gaudí diseña un picaporte en forma de fémur en honor a Serrallonga y a los restos de su cuerpo emparedados en la muralla de Bellesguard.

La víspera de Todos los Santos de 1633, Serrallonga fue atrapado y llevado a Barcelona, ​​donde después de sufrir tormento, se le condenó a la horca el 8 de enero de 1634. Una vez muerto, su cuerpo fue descuartizado y los sus trozos repartidos por los lugares que había frecuentado, a modo de castigo ejemplar.

Según la leyenda, un trozo de Serrallonga fue expuesto y emparedado entre las ruinas de lo que había sido el Palacio del rey Martí. La relación entre Bellesguard y Serrallonga sigue siendo misteriosa y difícil de documentar, pero históricamente los vecinos han llamado Bellesguard como “el castillo de Serrallonga”.

En 1900, Antoni Gaudí, amante de las leyendas y mitos populares, le dio forma de fémur al picaporte de la puerta de caballerizas de su torre en honor a Serrallonga, el famoso bandolero catalán.